Etiquetas

martes, 25 de marzo de 2014

Tus inicios sobre la pista




Licencia Creative Commons

¿Has practicado este deporte desde bien joven?, ¿acabas de descubrirlo?, ¿qué motivos te han llevado a dedicar horas y horas, sudor y sangre (y otro tipo de fluidos) al deporte rey? Soy Israel y os voy a contar mi experiencia, espero que me contéis en los comentarios la vuestra.


Yo siempre he jugado a fútbol (fútbol sala siendo más exacto), y mi fuerte no era la técnica o la visión táctica, en lo que yo destacaba como supongo la mayoría de vosotros, era en la velocidad. No tenía un gran arranque, pero una vez que echaba a correr, nadie me olía.

Llegué a un punto en mi vida en que necesitaba sentirme bueno en algo, y pensé: tío, ¿qué deporte puede aprovechar lo que mejor se me da, del deporte que hasta entonces mejor se me daba? Busqué clubs y entrenadores pero al principio no encontraba nada, tampoco sabía dónde tenía que buscar, así que me compre unas zapatillas de clavos de medio fondo (tampoco entendía muy bien la diferencia), y me puse a correr y a entrenar en la pista por mi cuenta (sin planificación ninguna), esperando encontrar pronto un entrenador.

Todo esto ocurrió el verano de 2012, y en septiembre, cuando volvía a la universidad, me informé de entrenadores privados que se publicitaban en el campus. Llamé a uno de ellos y me dijo el horario que seguían y que entrenaban en San Juan, cosa que me venía fatal, así que este entrenador me pasó el número de un viejo entrenador suyo, Teo. El 4 de octubre (día de mi cumpleaños) fui al primer entrenamiento con una lesión de tendinitis en el pie derecho, sin poder casi andar, pero me lleve la ropa de entrenar porque me había dicho Teo que el sabía de fisioterapia, y aunque sabía que anteriores "fisios" habían tardado semanas en curarme este tipo de tendinitis, no perdí la esperanza.

Nada más llegar al entrenamiento con mi amigo Jonatan (mi socio en este blog), él se puso a calentar con el resto y Teo me dio un masaje en el pie. Milagrosamente podía andar perfectamente, el dolor que no me dejaba ni dar dos pasos cómodos desapareció, e hice mi primer entrenamiento sin apenas molestias (menudo regalo de cumpleaños). Sentía unas ganas de vomitar tremendas al terminar, y durante los dos o tres primeros entrenamientos llegué a pensar que este deporte que tanto me gustaba no estaba hecho para mí, al menos los entrenamientos. Pero con el apoyo de Teo y Jonatan continué hasta que mi cuerpo se acostumbró y ya era como una droga para mí, no había día que no entrenase ni segundo en el que no estuviese pensando en atletismo. Lo que pasó después...bueno, ya os lo iré contando en próximas entradas, ¡queda inaugurado este blog amig@s! 

¡Contadme vuestros primeros pasos en este apasionante deporte!

Israel